No me toca, ni intento, analizar aquí el efecto publicitario de las elecciones americanas, no pretendo hablar de la campaña de Obama. Lo acontecido en Estados Unidos el pasado martes fue, realmente, un giro histórico, que creo todos esperamos sea para bien, pero no es eso lo que me convoca hoy.
Durante el tiempo que duró la campaña surgieron muchas dudas y preguntas acerca de cuál de los candidatos beneficiaría más a América Latina; ésto, en paralelo con la tradición que sostiene que la región nada pesa en la política exterior estadounidense, y que no se ven grandes cambios en ésta cuando varia la administración de la Casa Blanca.
Bien, creo que aquí debemos re-enfocar la pregunta: el efecto positivo o negativo que sobre los latinoamericanos pueda tener la presidencia de Estados Unidos, no se refiere, ni única ni principalmente, a las políticas que se direcciones directamente hacia la región.
Lo que en realidad más nos interesa es la política de Estados Unidos, que NO se direcciona hacia la región.
Permítanme explicarme: si, bajo una visión bastante simple, mantenemos que los aumentos del precio del petróleo se debieron a las guerras en el Asia Occidental (me niego al término eurocéntrico de medio oriente u oriente próximo) y que ésto fue parte de la causa del aumento de los alimentos, ya que más cultivos se utilizaron para la producción de biodicel; precios que a la vez también aumentaron junto con la demanda de alimentos e insumos por parte de China, la cual se debía principalmente al mayor consumo de Estados Unidos; podemos ver un cierto patrón.
Lo que Estados Unidos hace en y con el resto del Mundo y cómo lo hace, nos impacta a los latinoamericanos, a veces hasta de mayor manera que las políticas que el gobierno norteamericano aplica directamente a la región.
Una Mente en Interdependencia 