El Péndulo Social

Este concepto fue una metáfora que se me salió, como recurso más discursivo que intelectual, hace algunas semanas; de echo, pasó inadvertido ante mis propios oídos, recién pocos días atrás un colega me lo trajo a colación, a raíz de un paper que él había escrito.

La idea es muy simple, y creo haberla esbozado con anterioridad: cuando los gobiernos tratan de solucionar asimetrías pasadas, corren el riesgo de generarlas en el futuro, haciendo que la política se convierta en un péndulo que viaja de extremo a extremo, sin ningún centro de gravedad.

En primer lugar hemos de diferenciar esta metáfora de la utilizada por Juan Domingo Perón para describir la dinámica Justicialista, en aquella oportunidad el péndulo representaba la flexibilidad doctrinaria y la capacidad de inclusión de distintos ámbitos de la sociedad. En nuestro esquema, en cambio, el péndulo es un instrumento que rigidiza el diálogo, debido a que es un objeto en discordia, en medio de una especie de juego de suma cero, donde si no está de mi lado está en el contrario.

Lo interesante del péndulo no es su realidad, sino las consecuencias de su aparición.

Las sociedades han cometido en el pasado [y probablemente lo sigan haciendo] gran cantidad de injusticias contra distintos grupos, siendo los ejemplos clásicos las mujeres y las minorías étnicas o religiosas; es loable [y deseable] entonces, que los gobiernos decidan poner un alto a dichas asimetrías, e implementar políticas compensatorias que lleven a la igualdad social. Una de las herramientas más conocidas en este ámbito es la denominada discriminación positiva, la cual se ha traducido en matrículas obligatorias o leyes de cupo (para el caso de los ejemplos anteriores).

Hasta este punto la opinión generalizada es bastante concordante, con matices por supuesto (en especial sobre las herramientas), pero con cierta aceptación, al menos en el occidente (Europa y América). El problema ocurre, y aquí el péndulo, cuando estas reivindicaciones olvidan su origen y objetivos, convirtiéndose en algo así como vendettas sociales.

Es el caso de las minorías que llegan al poder y buscan retribución por el pasado de opresión, de los movimientos feministas que se olvidan de los demás sectores discriminados o débiles de la sociedad (como niños y ancianos) o de las religiones que pasan de la prohibición a los ataques contra la pluralidad hacia otros. Por supuesto que no todas las minorías, movimientos feministas y religiones se conducen de esta forma, ni lo hacen al rededor de todo el Mundo, pero cuando sí actúan de esta forma es que se produce el problema.

A esto es a lo que yo denomino el movimiento pendular de la sociedad y ante lo que debemos estar atentos, ya que puede representar el mayor peligro para el tejido social del Siglo XXI.

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